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En las dos últimas décadas del pasado siglo, el béisbol cubano gozó de una salud que convertía a su liga en una de las más poderosas del planeta. Justo en aquella selva llena de leones, más esforzado que súper talentoso, Juan Bravo consiguió sobrevivir por espacio de 17 años.
De eso hablamos en una entrevista que me concedió para Cubanet. A esas alturas ya Juan Bravo residía en Miami, se mantenía vinculado con la pelota mediante su trabajo en una academia prestigiosa, y a lo largo de toda la charla gravitó el dolor de un hombre (uno de tantos) maltratado por los mandamases del béisbol cubano.
Me contó que después de ser líder de los bateadores en 1989, a la temporada siguiente lo dejaron fuera del roster para la Serie Selectiva. Aquello lo golpeó hasta el punto de que decidió alejarse del juego y ponerse a trabajar en un agromercado.
Con Juan Bravo se cometieron grandes injusticias
Me dijo, además, que como entrenador no cesaron las injusticias: empezaron sacándolo de un Cuba B que iría a Holanda, y luego lo excluyeron del grupo que trabajó con la selección para el tope con Tampa Bay.
“Esos dos momentos fueron grandes decepciones”, aseguró Juan Bravo. “El primero porque después de participar con los Industriales campeones de 2010, se alegó que como ya estaban Omar Linares y Julio Romero en la preselección, había que estimular a personas de otras provincias. Y el otro caso determinó mi salida del país, porque yo estuve con el grupo hasta el día que confeccionaron el equipo. De repente un día en la mañana dieron a conocer la nómina, y la noticia me afectó tanto que en vez de salir para mi casa partí caminando rumbo a Güines”.
Los malos ratos vividos entonces, Juan Bravo los resumió con una confesión que le salió del alma.

La confesión de Juan Bravo
“Hoy no siento rencor, pero en aquel momento sí porque no solo me estaban destruyendo a mí, sino a mi familia. Entonces ahí tú te ponías a pensar en tantas injusticias que se cometieron en el béisbol cubano con Cheíto Rodríguez, Rey Vicente Anglada, Agustín Marquetti, Lázaro Junco, etcétera, y te decías que si eso les sucedió a los que estaban por encima de casi todo el mundo, qué quedaría para ti”.
Receptor espigado y corpulento, a Juan Bravo le tocó coincidir con una pléyade de buenos catchers capitalinos como Pedro Medina, Armando Ferreiro, Humberto Casamayor, Iván Correa y Ricardo Miranda. Tenía el handicap de conectar pocos jonrones, pero de todos modos se hizo de nombre y respetabilidad.
“A todo bateador le gusta dar jonrones”, aceptó en la interviú referida. “A mí me encantaba. Pero en el momento que yo estaba viviendo no podía aventurarme a tratar de dar jonrones cuando tenía cuatro o cinco catchers optando por lo mismo que yo. Nuestro catcher era Pedro Medina, y al mirar para la Selectiva había que luchar con Pedro Luis Rodríguez. Entonces yo me basaba más bien en el sistema de juego que les gustaba a los managers: o sea, prefería tocar la bola, correr o robar una base”.
Ustedes no publican lo que se escribe, pués son una prensa política parcializada que sólo habla mal de Cuba, pero en la pelota de ésa época Juan Bravo no estaba ni entre los 10 mejores receptores de Cuba.
….borrón y cuenta nueva Bravito, los equivocados fueron ellos, y aún se siguen equivocando, fuimos desplazados de representar a Cuba ese año 2010, después de merecerlo, hasta el último out estuvimos en la preparación, temporada y playoff, nada que les aproveche, un abrazo…..