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A pesar de coincidir en tiempo y espacio con Omar Linares (el mejor pelotero libra por libra de las Series Nacionales), a Lázaro Vargas siempre le abrieron sitio en los lineups cubanos asistentes a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y Atlanta 1996.
“Los que estuvimos en el equipo de Barcelona 1992 tuvimos el honor de ser los primeros campeones olímpicos en la historia del béisbol”, recordó el ‘20’ de Industriales durante una aparición en ‘El Show de Swing Completo’.
En el programa, Lázaro Vargas dejó salir su regocijo por “la oportunidad de conquistar dos oros y en ambas ocasiones como regular”, y apuntó que alcanzar un título en citas estivales “es lo máximo que siempre ansía un deportista, algo que le he oído decir a numerosos atletas, profesionales incluidos”.
Lázaro Vargas, infaltable para Jorge Fuentes
En efecto, el polémico antesalista habanero jugó a tiempo completo en los Juegos Olímpicos de 1992 (cuando se produjo el debut oficial del beisbol bajo los cinco aros y él actuó como bateador designado) y también en los de 1996, donde le encomendaron la custodia del primer cojín.
Como se recordará, al frente de las dos escuadras estuvo Jorge Fuentes, quien en algún momento llegó a confesar que “a Lázaro Vargas lo llevo a mis equipos hasta con muletas”.
Pues bien, el tercer bate azul no hizo quedar mal al laureado mentor pinareño en la Ciudad Condal ni tampoco en los de la capital de Georgia.
En el primer evento, Lázaro Vargas promedió .474 (38-18), anotó 11 carreras y empujó una docena a lo largo de nueve desafíos.
La guinda de su pastel olímpico la puso en la final versus China Taipei, donde logró el ciclo (la llamada “escalera”) al conectar sencillo, doble, triple y jonrón.
Cuatro años más tarde, desempeñándose como improvisado inicialista, su average fue de .343 (35-12), con siete anotadas y cuatro remolques en idéntica cantidad de partidos.
Con Vargas había que contar
“Me siento super contento y orgulloso de eso”, dijo en el programa. “Esos son los dos premios más importantes que me dio el beisbol”.
Es decir, que en una década dorada de la pelota cubana, con Lázaro Vargas hubo que contar siempre a la hora de integrar las escuadras a las lides de mayor exigencia.
Para que se tenga una idea de cuán poderosas fueron aquellas selecciones, baste decir que además del tercera base habanero, en las dos justas igualmente se proclamaron bicampeones Orestes Kindelán, Antonio Pacheco, Luis Ulacia, Omar Ajete, Juan Padilla, José Estrada, Alberto Hernández y el propio Linares.
Como integrante de los equipos Cuba, Lázaro Vargas ha referido que recibió dos ofertas para ‘desertar’ y pasarse al profesionalismo: una, en medio del Campeonato Mundial Juvenil de 1982 en Venezuela, y la otra precisamente al terminar los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, cuando rechazó una propuesta de 8.5 millones de dólares.