Por Álex Fernández Fernández
Carlos Correa no tuvo el mejor de los recibimientos cuando pisó este año por vez primera el terreno de Los Ángeles Dodgers.
En la colina lo esperaba Noah Syndergaard, y desdes la gradas unos fanáticos que no pararon de abuchearlo cuando se acercó al home plate.
Era su turno inicial y justo antes del primer lanzamiento, el ruido era ensordecedor. Para colmo, el abridor de los Dodgers tuvo problemas con el micrófono para las señas con el receptor Will Smith.
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Fue entonces cuando se incrementaron los gritos y los malos deseos desde la fanaticada que no olvida ese 2017, con el título de los Houston Astros y el robo de señas. Una Serie Mundial que involucró precisamente al equipo californiano.
Syndergaard había acabado de llevarse por la vía del ponche a Alex Kiriloff para el segundo out de la entrada de apertura, pero en las gradas estaban más pendientes de Correa, quien finalmente se fue en blanco en cuatro turnos, y solo pudo embasarse por boleto. Poco pudo aportar para la causa de los Minnesota Twins.
El mensaje de los aficionados de Los Ángeles fue más que claro: declarada su presencia no grata. Aunque, en la Agencia Libre, ante la partida de Trea Turner, se especuló con que incluso el propio boricua podría llegar a los Dodgers.
Este año el puertorriqueño apenas tiene average de .201. Tiene seis cuadrangulares y 23 empujadas.
No anda bien del todo. En el reciente encuentro incluso se ponchó par de veces, así que “complació” a todos los presentes en el Dodger Stadium. El partido finalizaró 9×8 a favor de los locales en extrainning.
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